“Lo Digital está transformando profundamente la realidad”… (Floridi, 2017:123), sin embargo, lo que ha pasado desde comienzos de 2020 es precisamente al contrario, la realidad ha modificado nuestras prácticas virtuales.
Asumir el desafío de migrar prácticas docentes presenciales (muchas veces verticales, dirigidas, jerárquicas) a dinámicas semi presenciales es una tarea importante, con niveles de criticidad en diferentes dimensiones. Manuel Area plantea hace décadas que en cientos de años la direccionalidad de la enseñanza no ha cambiado sustancialmente y en circunstancias como las actuales, con aprendices menos “verbales” esta labor requiere ciertas condiciones a tener en cuenta ya que “Trasladar el modelo presencial a la formación a través de la Red, se sostiene con dificultad, más aún cuando los ciudadanos que reciben esta, entienden cada vez menos el aprendizaje magistral como medio de enseñanza”.
Sumado a este factor de incercia propia de los cambios culturales en una organización cualquiera, existen ciertas tensiones y paradojas a tomar en cuenta. La percepción pública es que los actuales aprendices (Nativos Digitales) tienen ventajas vinculadas a la sobreexposición de medios electrónicos en conexión, sin embargo, las dificultades de las nuevas generaciones para aprovechar académicamente estas condiciones materiales quedan de manifiesto para profesoras y profesores de los sistemas universitarios en nuestro país y ha sido puesto en duda por la literatura -en la matriz Educomunicativa- ya sea por la calidad de los aprendizajes en Educación Superior o por la falta de adecuación de los formatos docentesde las IES.